Viktor Popkov

(1932-1974)  Pintor Ruso.

Para él la vida fue muy corta (murió a los 42) pero llena de sentimiento e inspiración subconsciente. Popkov pintó lo que mejor sabía, el alma rusa. Un lugar que viene del sufrimiento crónico y las penurias. Un trabajo realizado desde lo más profundo , la cruda realidad, la sociedad que retrata, el sentimiento humano, la miseria y el sufrimiento, Popkov, lo refleja de tal forma que  hace que su trabajo se fácilmente identificable con lo humano. Su enfoque emocional, su retrato de las entrañas, Popkov pinta con el corazón más que con sus manos o sus ojos. Su lienzo era la pobreza, la reconstrucción de lo destruido a nivel humano. En cada «realidad» hay una interpretación y una reacción. Así es como trabaja el pintor. Al romper el pensamiento rutinario y consciente, abrir nuevas puertas al subconsciente subjetivo que informa de la percepción y la interpretación.

Primavera en el depósito

 

El pintor está obligado a buscar y encontrar la esencia sobre la abundancia de lo inestable, de lo superficial. El que se para en lo inestable es porque su capacidad no llega al núcleo de la esencia. Craso error para alguien que ha vivido en el sufrimiento, es más diríamos que imposible. El sufrimiento suele inspirar poesía, suele inspirar sencillez en las formas y profundidad en los trazos. Hay quien dice que la confusión, para los confundidos. Para el pintor que transforma, que le emociona, que llega a la esencia, su campo visual puede ser un tablero en el que la inteligencia y la sensibilidad, diseñen las composiciones perfectas para llegar al espectador y para el sacar su alma.

Su reconocimiento a pesar de su corta vida le llegó,  como uno de los mejores pintores de la época soviética de Rusia, (Segunda guerra mundial 1950-1960 )

Comprometido con el impresionismo y post-impresionismo puede verse la Influencia por el colorismo de Matisse, en algunos de sus cuadros como en primavera en el depósito.

Un gran observador de la naturaleza humana, la naturalidad de sus retratos así lo reflejaba, de hecho, para que sus personajes desconocían que se les estuviera pintando, las perspectivas más inquietantes, esas eran las que plasmaba en sus obras.

Una de sus obras más entrañables es la de Verano, Julio en la que se puede contemplar una familia con toda su fuerza y fragilidad en perfecto equilibrio. La unidad familiar

 

verano. julio

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