Sus inicios fueron de la mano del maestro Manuel García de Buciños, al que claramente procesa un gran afecto, sigue realizando colaboraciones y al que acostumbra a llamar «maestro» , con el mismo respeto conque en antaño se llamaba a los mentores.
Cualquier persona que desee una pieza en bronce puede acercarse a la galería de Tony Ferrer y planteárselo al artista, que solo pone una condición: es una frase que escucho a su maestro, “yo no hago dictados”. El cliente me encarga una obra, me da una idea, pero yo soy el artista y la voy a hacer a mi manera. En cuanto me piden una cosa ya la visualizo, por lo que plasmarla me resulta mucho más fácil”.
Dentro de su galería Ferrer invita a exponer a otros artistas , ya sean pintores o escultores para que puedan enseñar también sus obras.
El centro del arte de Tony Ferrer es la mujer.
Desde sus comienzos en 1994, cuando presentó una Calpurnia al III Salón de arte xove del Museo Municipal de Ourense
Enamorado del bronce, hace una total defensa del mismo: “es un material noble más asequible que la plata o el oro. Exige una complejidad, una fundición, un repasado. Yo mamé el bronce desde siempre y me tira porque puedo trabajarlo en todas sus etapas. Hay algunos escultores que se encargan solo de modelar. Yo soy todoterreno: moldeo, hago el vaciado, la cera, fundo, repaso… Para mí la pátina es el alma de la escultura, esa vida que le das, esos brillos, esos doraditos que reflejan las obras de bronce”.
Su gran homenaje a la mujer es el monumento situado en la rotonda de Emilia Pardo Bazán, nada menos que una dama sosteniendo el mundo en sus manos. “Era una escultura que tenía en mente, quería hacer un monumento a la mujer. Una consagración total, que la mujer no fuera la madre, ni la amante, ni la pareja y a la vez lo fuera todo la incondicional, la trabajadora incansable, la esencia de la vida en torno a quien gira el mundo. La presenté y tuve la suerte de que gustó y pude hacerla”. En mente, un nuevo monumento para otra glorieta de la ciudad. Por supuesto, “será una mujer”.