En FragmentosSinControl Hablando del ego
¡Cómo parar de hablar del Ego!
Me persigue…
Siento que vivo en el mundo del Ego subido, el yo superlativo.
Recuerdo a alguien que decía con cierta frecuencia.
Me duelen las tetas de ser tan guapa.
Y no es que fuera muy agraciada…, por ello tenía ésa connotación de sarcasmo y valentía.
Mientras que hacía el gesto de amasarse los senos…
A mí de ser tan guapa no me duelen, más bien…. estoy hasta las tetas.
Queda muy femenino, quizá algo ordinario, pero femenino, con todo el peso de la ironía lo reitero.
¡Hasta las tetas!
No es una frase ingeniosa, ni tan maravillosa como para evocarla en un contexto de relato o crítica literaria o de cualquier otro género. Pero es sublime y significativa.
No hay parte del cuerpo femenino que sea más deseada. Ni más sugerente y provocativa.
Exuberante o pequeña, cada uno con sus gustos.
Nada más bello que un pecho asomando, sirviendo de alimento a un bebé.
A veces creo que serían también una de la causas por las que esa, digamos…. manía del sexo masculino de seguir viendo con cierta superioridad a la mujer, no se erradica.
Creo que es una de las perturbaciones mentales, que a algunos sujetos arrastran y les acarrea ése perfil de misoginia y de inferioridad, ese recuerdo los persigue y perturba. ¡Qué mal debió de ejecutarse ése destete!.
Si. No es un insulto, se llama así el paso de la lactancia a la comida más sólida.
Me gustaría saber, que opinaría de esto mi querido y adorado Sigmund Freud.