Revisando y reflexionando sobre el s. XX
Cuando revisamos la pintura del siglo XX, en prácticamente todas sus vertientes, desde la ruptura con lo académico, revisión del concepto de Belleza, búsqueda de lo antinatural con el cubismo, negación del arte a través de los diferentes movimientos Dadá, a veces nos encontramos con diferentes amagos de destrucción del Arte. Finalmente acaban en nada o al menos reconociendo que el Arte, por su naturaleza de ejecución humana, es indestructible salvo que nuestra especie desaparezca, dada la posibilidad metamórfica de adaptarse al medio, sobrevivir en las peores circunstancias, generar una tabla de salvación a través de su expresión, ya sea plástica, dramática, musical…, haciendo que el ser humano se aferre a su condición incluso en las peores circunstancias.
Un punto de inflexión
Venimos revisando ese recorrido, vemos que hay varias figuras fundamentales para establecer ese punto de inflexión que supuso, a finales del s. XIX y principios del XX, la ruptura de las condiciones clásicas y el debate endogámico. Debate que generaba la Academia en sus planteamientos de cómo debía ser la evolución de las Artes. Aparecen movimientos artísticos como el impresionismo que comienzan a tambalear esa estructura, no solo sacaban el caballete a la calle, sino que también sacaban el debate sobre las artes fuera de las vetustas paredes de la Academia.
A pesar de eso, en el fondo generaban su propio ámbito, y de nuevo originaban una corriente de estilo que se convertía en una “miniacademia”. Aquí se dictaba lo válido de lo no válido en las artes, lo antiguo de lo moderno, lo interesante de lo aburrido. En fin, reproducían un mismo comportamiento, pero con un discurso diferente: tenemos nuevos objetivos, pero rechazamos a los que no nos sigan…
El análisis de la teoría del color a través del divisionismo explotó por los aires…
Aunque este debate ya estaba superado, el análisis de la teoría del color a través del divisionismo explotó por los aires curiosamente por el mismo recurso que lo originó: la tecnología, que va a ayudar al conocimiento de la experiencia de ver, pero al mismo tiempo va a liberar al artista de la reproducción obligatoria de la misma experiencia.
Libertad de expresión artística.
De esta manera por primera vez el Artista va a ser libre de elegir la forma de interpretar su entorno como quiera. Pero ¿cuáles eran esas formas?. Después de tanto tiempo de representación en las Artes el artista se encuentra sólo ante los acontecimientos, puedo hacer lo que quiera entonces ¿qué hago? La absoluta libertad en el ser humano puede conducir a la locura. Picasso quiso reducirlo en una frase “no busco, encuentro” de manera que así resuelve el laberinto que nos lleva a nuestros objetivos ya que no hay objetivo si no que es el propio proceso creativo el que se convierte en resultado.
Quizá esto podría justificar la representación artística en el siglo XX, al menos hasta la aparición de la mercadotecnia. Cuando el dinero se convierte en una pieza fundamental para definir una obra de arte, de nuevo se acotan los límites de la libertad, pero el arte no desaparece, sino que nos hace reflexionar sobre nuestra condición.
Gauguin se dedicaba al dinero, pero cuando su trabajo en la bolsa Parisina comenzó a decaer, su afición por la pintura tenía tal fuerza que le llevó a abandonarlo todo. Comenzó a formarse, conoció a los grandes maestros del momento como Pissarro o Cézanne (que fue el generador de todo lo que ocurrirá después) y convivió con Van Gogh.
Pero, fundamentalmente se dio cuenta de una cosa, el Arte sería su salvación para conocerse mejor y, al mismo tiempo, su destrucción, moriría en plena miseria buscando un paraíso que no era real, salvo en sus lienzos que nos transportan a un mundo mágico donde el artista muestra sus miedos, deseos, su poder y su vulnerabilidad todo al mismo tiempo. Generando de esta forma una nueva manera de entender el proceso creativo que a diferencia de Picasso “no encontraba”, sino que estaba en una búsqueda continua y que marcó el rumbo de la representación pictórica del siglo XX.
Web personal de Sergio Delgado
Agosto de 2020