Amor con John Berger y dibujos de Patricia Villamarín
Todas las experiencias que acontecen al dibujar.
Cualquier contorno fijo en la naturaleza es pasajero. Todo lo que le rodea intenta modificarlo, empujándolo o tirando de él. Lo que está a un lado del contorno tiene la lengua en la boca de lo que está al otro lado y viceversa. El reto que plantea el dibujo es hacer visible en el papel, no sólo las cosas reconocibles, sino también mostrar hasta qué punto lo que se extiende es una sustancia. Más allá del signo de las líneas de mi dibujo, habría una esencia, una concordancia con el orden de la naturaleza entera. En disponibilidad.
Cuando mirar se convierte en ver más.
Para existir más.
Espacios del cuerpo presente. La luz que devora la carne y a la vez, la construye. Atravesar la piel y el sudor, las cicatrices, el peso de los órganos, la sangre, las articulaciones y los huesos. Todo en dulce movimiento. Respirando. Empezar por el estremecimiento y llegar a la palpitación. Ahondando. En el dibujo dibujado y lo que queda por descubrir. Reconociéndonos. Tendiendo puentes entre las resistencias de nuestros cuerpos, en la fuerza de nuestra vulnerabilidad. Nadando entre todo lo permeable, sosteniendo un magnífico silencio y la templanza del tiempo presente fugaz.
Por eso yo también dibujo mapas de la compañía en la oscuridad.
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